En el centro del lienzo, una figura femenina anónima, hincada sobre sus rodillas, transmite una profunda sensación de vulnerabilidad e introspección. Sus brazos caídos y laxos, junto con la cabeza inclinada hacia abajo, evocan un gesto de resignación, como si estuviera inmersa en un momento íntimo de reflexión. El entorno desolador que la rodea intensifica la sensación de soledad y aislamiento, mientras que la paleta de colores fríos refuerza el peso emocional de la escena. La composición circular y los tonos azules crean una atmósfera melancólica, donde el espectador es invitado a contemplar la fragilidad de la condición humana.
Técnica: Óleo sobre tela
Medida: 100x100 cm
Año: 2013