Tres figuras femeninas entrelazan sus piernas en una composición que simboliza un camino a seguir, dejando al espectador la tarea de imaginar cuál será el desafío que se presenta. El dinamismo de las piernas entrecruzadas genera una sensación de movimiento casi palpable, mientras las figuras, carentes de identidad y rostro, evocan a mujeres anónimas que pasan por la vida sin ser reconocidas. La composición diagonal añade fuerza y dirección a la obra, creando una atmósfera de continuidad y avance, donde el gesto se transforma en símbolo de un viaje sin destino aparente.
Técnica: Óleo sobre tela
Medida: 90x90 cm
Año: 2016