Una figura humana se sumerge en los profundos tonos cobalto de un mar envolvente, donde la forma y el fondo se fusionan en una esencia única. La ambigüedad intencional de la obra confunde cuerpo y líquido, creando una representación fluida de la vida misma. La composición circular, junto con una paleta de azules que se funden con tonos cálidos, otorga a la pieza un dinamismo sutil, mientras que las pinceladas largas y las veladuras añaden profundidad y textura a la superficie. El resultado es una obra que invita a una contemplación serena y reflexiva, donde la vida se encuentra en constante movimiento y transformación.
Técnica: Óleo sobre tela
Medida: 90x90 cm
Año: 2016